martes, 25 de noviembre de 2014

TARDE PARA TODO, libro de La Ponzoña, nueva edicion !!!!

TARDE PARA TODO,  collages de La Ponzoña.
PROLOGO.- por Juan Hyde
Corría aproximadamente el año 2004/05 y yo me presentaba firme y asiduamente en el local Garageland de Av. Santa Fe y Paraná, mítico reducto rockero llevado adelante por Patricia y Lula, con quienes además encaraba diversos proyectos musicales. Y en una de esas tantas visita Lula me entregó en mano el N° 1 de LA PONZOÑA, al mismo tiempo en que me indicaba: "fijate esto que está muy bueno". Y obedeciendo responsablemente, con el respeto que siempre tuve por los locos más grandes, ingresé por primera vez en el universo de LA PONZOÑA. Recuerdo claramente sentirme admirado ante obras como "El trabajo te consume", y reir angustiado (ya que el enfoque con que el artista encara su historia me lleva a sonreir ante verdades que analizadas desde otro ángulo me generarían angustia, ansiedad o simplemente depresión) ante otros collages con los que me sentía claramente identificado.
Luego de ello llegué a conseguir el N° 2 y creo que también el N° 3, para después perder contacto con el fanzine por varios años. Así hasta que apareció en mi casa el N° 9 de LA PONZOÑA. Ya desde su tapa me hermané nuevamente con su mensaje, y a medida que pasaba las hojas no solo me admiraba por la calidad de los trabajos -que fueron evolucionando de collages manuales de clara estética punk y fanzinera en sus primeros números a impecables diseños más "serios" y prolijos en sus últimas ediciones- sino que -como siempre me pasa cuando hallo arte sincero y rebelde- me emocionaba al encontrar a alguien que reflejara con tanta claridad lo que pienso, y pudiera retratar con humor y sensibilidad lo violento de la publicidad, del consumismo, de este sistema de tecnología, obras sociales y créditos bancarios que simula incluir pero en realidad solo genera individualismo, temor, ansiedad y locura.
Porque LA PONZOÑA muestra lo que nadie quiere ver ni escuchar, los desechos del sistema: necesarios para su funcionamiento pero de los que nadie se hace cargo. LA PONZOÑA hace de la calle su hogar, de los linyeras su familia y del crimen y la violencia una elección de vida; y mediante un arte prácticamente revolucionario (no se me ocurre una palabra más vehemente) ingresa dentro del sistema a todos aquellos que fueron expulsados del mismo y bajo ningún punto de vista son tenidos en cuenta en las promociones publicitarias ni en los programas políticos de ningún gobierno.
Luego de un tiempo tuve la gran suerte de conocer y entablar amistad con el Gato, el responsable de esta increíble obra, y pude constatar que además de un artista original y conmovedor es una gran persona, de gran corazón y enorme sensibilidad. Y no podía ser de otra manera, porque nadie que no posea una extraordinaria sensibilidad puede advertir lo que LA PONZOÑA observa y nos muestra tan descarnadamente, sin caretas ni otras intenciones mas que reflejar la locura del mundo que creamos. ¿Quién quiere mirar a los locos? ¿Quién quiere ver a los presos, los linyeras, los suicidas, los criminales? Nadie sino un artista, nadie sino un hombre que siente el deber de mostrar en su arte lo que la mayoría no quiere advertir en pos de salvaguardar su propia conciencia. Por eso celebro que exista LA PONZOÑA, porque hace honor a lo que debe ser el verdadero arte: rebeldía, verdad y amor. Porque detrás de la muerte, de la crudeza con que presenta sus imágenes, de las miles de calaveras y de la denuncia constante contra un mundo desquiciado, yo advierto en LA PONZOÑA un gran acto de amor hacia lo verdadero del existir. Hacia ese mundo que se nos niega, y que ya estamos tan perdidos que ni siquiera advertimos posible reclamarlo.
Por lo menos algo así es lo que sentí cuando, estando con  un amigo, me reencontré con LA PONZOÑA en su novena edición, y mientras flasheábamos con el arte del Gato, ambos, agradecidos, nos sentimos menos solos en el medio de este desmadre.
Por muchas más ediciones;
¡Que viva LA PONZOÑA!

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